Han pasado ya unas décadas desde las famosas recetas de la abuela para quitarse los restos de tinte de la piel. No hace falta que recurras a la ceniza del puro ni a la arena volcánica sinó quieres que tu frente se convierta en un pimiento morrón.
El secreto para que un tinte no se quede clavado en la piel es proteger la piel con un buen protector. La marca Salerm o Kin son unos claros ejemplos que nos facilitaran la labor.
Si después del lavado aún persisten feas manchas hemos de tener a mano un gel limpiador quita manchas de Kin. Es mano de santo. Haciendo con el un suave masaje saltará el color sin dañar la piel.
Por muy poco dinero hace falta tener en el baño estos productos cosméticos y deja atrás los remedios caseros.